martes, 9 de agosto de 2011

Las visitas, en el centro

Cualquiera que pase en el Servicio de Admisión un tiempo razonable, descubre que hay una herramienta de comunicación que supera a todas las demás y que en ocasiones resulta imbatible.

Se trata de las visitas al campus, un tipo de actividad en la que invierten decididamente todas las grandes universidades, con una coincidencia realmente sorprendente.

Porque la realidad es que, en el mundo universitario, es complicado contar todo lo que haces sin que vengan a verte y, a poco que tengas algo que enseñar, te interesa que pasen por el campus.

De alta rentabilidad

De hecho, si se analizan los números, las visitas al campus se sitúan, de lejos, como la actividad de promoción más rentable.

Superan al resto en un indicador esencial: el número de matrículas generadas; es decir, matrículas surgidas a partir de solicitudes de información recogidas durante las visitas.

Es verdad que muchos otros factores que contribuyen a la formalización de matrículas; pero, aparte de los números, lo cierto es que pasar por la Universidad tiene un efecto de cambio de opinión, refuerzo, fidelización y... enamoramiento, que difícilmente se puede conseguir de otro modo.

De ahí su importancia, y la posición de prioridad que poseen dentro de la labor de promoción.

El ejemplo de las grandes

Basta echar un vistazo a los visitor center de cualquiera de las grandes universidades americanas para comprobar el lugar central de las visitas, para la promoción de alumnos y para la comunicación de la universidad en general.

La mayor parte de ellas, tienen una oficina o un edificio destinado a estas tareas, ofrecen visitas guiadas de modo sistemático, audio-guías, reservas, aparcamiento para los visitantes, ofertas de hoteles y viajes... y planes especiales según públicos.

Yale, Columbia, Rice, Duke, Northwestern, Brown o NYU, por citar algunas, ofrecen buenos ejemplos de ello.

Mucho más que visitar edificios

Pero sacarle partido a esas visitas implica pensar en ellas como algo más que una ocasión de enseñar las instalaciones o pasear a la gente el campus.

Para que funcionen, hay que diseñar esos encuentros como ocasiones para que vean la universidad en acción; que puedan estar contigo, más que simplemente ver dónde te ubicas y qué tienes.

Por eso, lo importante es que vean alumnos, estén con profesores, puedan hacer preguntas... y disfruten del ambiente, los espacios, la actividad; que descubran el proyecto y la cultura, a través de la interacción con la gente.

Para que funcionen

Algunas ideas pueden ayudar a conseguirlo, que podríamos denominar "las diez reglas de las visitas al campus":
1. Piensa en tu público específico
Generalmente, hay tantas visitas como personas; por eso, aunque tengas algunos módulos preparados y existan públicos más o menos estandard –colegios, familias, padres, antiguos alumnos...– hay que adaptarse a cada grupo, pensar qué les interesa, que les debo contar y saber improvisar cuando las circunstancias lo requieran. En este ámbito, rara vez funcionan las soluciones enlatadas, que además quedan artificiales y huecas.

2. Decide qué no contar
Un problema endémico de las visitas es la escasez de tiempo: siempre hay muchas más cosas que contar que tiempo disponible; por eso, hay que planificarlas pensando qué cosas no se deben contar, para aprovechar al máximo su presencia en el campus.
Dejar de lado lo que se pueda leer en folletos o consultar en Internet. Las visitas están más orientadas a sorprender y a generar empatía que a saturar de información. Menos es más.

3. Emplea historias
Durante las visitas, tienes ocasión de contar historias en su propio escenario, y conseguir un efecto mucho mayor del que nunca logrará un folleto.
Los paseos por el campus dan ocasión de explicar tu proyecto, tu cultura, tu identidad, a través de relatos que hacen el recorrido más atractivo, facilitan el recuerdo, y... se pueden contar después!
Contar con un buen repertorio de historias facilita la preparación y aumenta la eficacia de las visitas.

4. Implica a profesores y alumnos
Lo que verdaderamente marca la diferencia entre una visita –y entre ellas y cualquier otro tipo de actividad– es el factor humano. Por eso interesa contar con profesores y alumnos, que materializan y viven el proyecto. Cualquier cosa sirve: que participen en un café, una sesión, una visita guiada, un paseo por el campus... El contacto con tu gente es lo que mejor funciona y el principal factor diferencial. Fácil con los alumnos; difícil con los profesores. Pero esencial.

5. Haz cosas con ellos
Vivir experiencias es mucho más que recorrer lugares; por eso, cuanto más cosas hagas hacer a los visitantes, más intensa será la visita. Todo vale, desde organizar mesas redondas, hasta hacerles encuestas, invitarles a una clase, llevarles al comedor de alumnos, o hacerles pasar por los laboratorios. Un terreno, que da mucho pie a la imaginación.

6. Oriéntate a la relación
No hay que perder de vista que las visitas son una pieza más dentro de la relación que hay que construir con los candidatos; por eso, deben ser verse como complemento a los primeros contactos y quedar orientadas a la continuidad. También por eso, no hay que contarlo todo: dejar cosas para luego es un modo de facilitar contactos posteriores.

7. Recoge información, antes y después
Para que la relación funcione, hace falta información.
Y la visita funciona mejor si es una visita informada; si sabemos algo de los visitantes antes de que lleguen. Además, se le da mejor continuidad si recogemos datos sobre los ellos: preferencias, carreras, dudas, que puedan facilitar contactos posteriores. No hay que olvidar que la labor de promoción es una relación mantenida en el tiempo.
Interesa, también, información sobre el resultado de la visita, que se puede recoger a través de un cuestionario o una entrevista informal y que facilita la autoevaluación y la mejora continua.

8. Adopta mentalidad de anfitrión
Las universidades están orientadas a la formación mucho más que a la atención: no son parques temáticos y, por eso, las visitas se ven en ocasiones como actividades que despistan de la tarea esencial: algo incómodo, como un mal inevitable. Si no conseguimos cambiar esa mentalidad, es difícil que funcionen.
El éxito pasa por adoptar la mentalidad de anfitrión, que está esperando a los visitantes, es flexible, invita, atiende, sonríe, despide, etc...

9. Construye una experiencia inolvidable
Aunque lo mejor para que la experiencia sea buena es cuidar la atención y la amabilidad, y diseñar la visita a su medida, conviene sumar a eso un punto de sorpresa, innovación y creatividad que haga la experiencia inolvidable, y no la puedan dejar de contar.

10. Facilita que la puedan contar
Aunque la memoria siempre funciona, su papel se multiplica con la ayuda de elementos que faciliten el recuerdo. Por eso, hay que repartir materiales, que proporcionen información y, también, que faciliten el recuerdo, ayuden a contar, multipliquen el efecto de las visitas.
Hacer fotos que luego se puedan enviar, entregar diplomas o certificados, repartir pegatinas o accesorios para llevar... son algunos de los muchos recursos a emplear en este campo, que se multiplica con los medios sociales.
Organizarse para recibir

Dar salida a tantas visitas, y sacarles partido, requiere planificación y recursos: tiempo, cabeza, gente, materiales... No se puede llevar con retales de tiempo ni dedicaciones residuales.

La comunicación y el márketing van hoy día en esa dirección: convencer enseñando, persuadir atendiendo. Así lo confirma la experiencia y la teoría, desde Schmitt con su conocida teoría de experiential marketing, hasta las últimas tendencias en in-store marketing, o la proliferación de pop-up stores, que confirmar que, para convencer, no hay nada mejor que experimentar.

Las visitas al campus, bien cuidadas, no sólo atraen y confirman a los candidatos, sino que tienen un efecto multiplicador realmente prometedor.

2 comentarios:

  1. UN COMENTARIO QUE ME LLEGA DE LORETO:

    Me parece muy bueno el artículo. Cubre lo que hay que hacer, lo que no y como terminar el trabajo. Perfecto. Sólo hay algo en lo que yo insistiría…

    “Interesa, también, información sobre el resultado de la visita, que se puede recoger a través de un cuestionario o una entrevista informal y que facilita la autoevaluación y la mejora continua.”

    Recalcaría la importancia del histórico, sobre todo agrupado por países e incluso por zonas. Los países son diferentes y los gustos puede ser que también.

    Además, el ver el histórico de los demás años, hará más fácil el trabajo con el departamento de admisión de la universidad de que se trate. Analizando los resultados podremos ver por ejemplo, que un colegio ha venido durante años y deja de venir o nos damos cuenta de que algún colegio de similares características no viene y vemos como atraerle o vemos que suben o bajan el número de visitas, ... El trabajo conjunto todos sabemos que es fundamental y aunque se da por hecho en todo lo escrito, yo insistiría.

    Loreto

    ResponderEliminar
  2. Muy bueno y claro, esa idea dar tips especícficos es muy bueno, aunque todos ya lo sepan, pero lo haz dicho ordenadamente y eso creo que es un valor agregado.

    Lo único me a mi me hubiese gustado es saber en qué porcentaje se rentabiliza la visita al campus. Qué promedio de solicitudes recogidas en visitas al campus se formalizan en matrícula. Creo que es un dato que daría mucho más fuerza a este post.

    ResponderEliminar